sábado, 27 de mayo de 2017

Ruta Écija-Chiclana

No fué una semana agradable, para nada (cosas del curro). Lo bueno es que la previsión para el fin de semana del puente de mayo se aguantaba. Malo el sábado, lluvia el domingo y espléndido el lunes y martes, aunque con riesgo de ventarrón según avanzara el día. La previsión para la zona centro era mejor, pero la ruta de Écija a Chiclana tenía más atractivo, y está bien salir de casa de vez en cuando, para no cansarse demasiado de tu zona de vuelo habitual.
Así que finalmente nos decidimos a hacer la ruta. Iríamos Carlos, Romina y yo en la furgo de Romi, y nos encontraríamos con Paco en Écija. También Xavi y Kristen quedaron en aparecer por allí.

El domingo por la tarde, quedamos en casa de Romina a cargar los trastos en su furgoneta y cogimos la A4 dirección al "calorcito andalú". Durante el camino, la previsión se cumplió, y aunque  el tiempo mejoró según pasaban los km, parecía cuando menos improbable que al día siguiente fuera a hacer bueno. Tendríamos que tener fe en la "anticiclogénesis explosiva"....
Llegamos a Écija con tiempo suficiente para echarle un vistazo al despegue, hacer una cena ligera (Paco llegó mientras tanto), y a la cama pronto, que al día siguiente habría que madrugar.

Y si que madrugamos, aunque total, para lo que yo había dormido tampoco es que me costara mucho. La previsión al final se había cumplido, el día estaba espléndido, y había una suave brisa de este, ideal para cualquier despegue. Montamos lo más rápido que pudimos, aunque a mi se me atrancó un pestillo del aro, y me llevó unos minutos y un poco de paciencia poder sacarlo. Para cuando terminé de montar y prepararme ya había pasado el briefing, Carlos y Paco ya habían despegado y estaban esperándonos. Tengo que reconocer, que no tuve que esperar para despegar. El lugar era amplio, y aunque eramos casi 40 pilotos no nos amontonamos en la salida, ni en los alrededores.

En cuanto estuvimos los cuatro en el aire comenzamos la ruta. Con una ligera brisa empujando los kilómetros se hacían fáciles y el único contratiempo fue que se me acabó la batería de la cámara. El resto del camino, la encargada de las imágenes sería la gopro, sacándolas a mano, con la cámara sin atar.... suerte que no se me cayó.

Pasamos por Écija, Marchena y  Morón entre campos verdes y olivos, todo muy primaveral y bucólico. El viento nos seguia ayudando cada vez más, de hecho no era raro encontrarse en el GPS los 70 Km/h. El siguiente punto era el de repostaje, a unos 100 Km de Écija, en la orilla del embalse de Bornos. Y ahí cometimos nuestro error. Había varios grupos de parapentes y furgonetas, y nos equivocamos: escogimos el más cercano, mientras que el correcto estaba todavía a 1 Km. En la aproximación ya se notaba que en el suelo corría algo más que una suave brisita y estaba bastante turbulento. Tardamos aún media hora en llegar al punto de repostaje.... lo habitual si aterrizas, saludas a los compañeros, correteas de acá para alla para darte cuenta que no era allí y vuelves a despegar con un par de intentos por el viento....

Así es que sí, llegamos al punto de repostaje y repostamos, pero para cuando quisimos plantearnos volver a despegar, el viento ya eran más de las 10:30 y el viento estaba bastante fuerte. Aún así quisimos al menos hacer el intento de hacer la segunda parte de la ruta: Bornos - Arcos de la Frontera - Medina Sidonia - Chiclana.

Paco y Carlos me ayudaron a despegar. La idea era que los esperara (Romina no iba a despegar) y continuar ruta. Comencé cogiendo algo de altura, pero subía y subía y los meneos no acababan. Tuve que subir más de 600 m antes de que se calmara la batidora.
Entre tanto, Juanmi, extrañado de que el track de Loctome acabara en mitad de un embalse y no se moviera en tanto rato, me llamó al teléfono (a través del casco) lo cual me desconcertó porque ni me acordaba que lo había conectado.
Por otra parte Carlos había estado haciendo algunos intentos pero no consiguió despegar. Paco sí y finamente 15 minutos,  700 metros de desnivel y un montón de meneos después retomamos la ruta.

Pero ya era tarde y hacía viento, y aunque íbamos altos los meneos iban en aumento. Pasamos Arcos de la Frontera pero a medio camino de Medina - Sidonia se puso desagradable para mi gusto. así que antes de cogerme un mareo de narices le dije a Paco que yo desistía. Entiendo que él hubiera podido seguir, pero decidió aterrizar conmigo. Al poco nos recogió Bego la mujer de Paco con la caravana y nos fuimos hasta Chiclana, donde ya estaba el resto de pilotos.

La organización nos llevó a un chiringuito en la playa para comer, y allí echamos unas cuantas horas; total, no hubiéramos podido volar. La previsión se cumplió: Ventarrón.

Volvimos a Écija en Autobús con todos los trastos cargados en el maletero :O . Terminamos llegando a las 11 de la noche. Mientras sacamos las cosas, las cargamos en la furgoneta, y nos comimos un bocata se nos hizo más de la media noche. No obstante nos estuvimos animando para hacer otro vuelo al día siguiente antes de volvernos a Madriz.

Así que a las 6 de la mañana, volvíamos a estar arriba, habiendo maldormido otra noche más. Desayunamos poco, y nos fuimos de nuevo al campo de vuelo. Esta vez sólo estaban otros tres compañeros que vuelan habitualmente en Mejorada del Campo. El viento venía de Este otra vez, y nos planteamos hacer la ruta hasta Almodóvar del Río y el embalse de la Breña que quedaba al norte. Iríamos todo el camino con el viento de costado, pero nos dejaba avanzar bien.

Hay que decir que las vistas del pueblo y el castillo son preciosas, así como las del embalse, y eso que no estaba al 100%. Terminamos echando otra hora y media más de vuelo. Luego, recogida tranquila, comida de despedida en Écija, y para casa, que ya está bien, tanta fiesta.... XD .

Total, unos 200km volados, en unas 4 horas (mas o menos), y lo más importante: buen sabor de boca, buenos recuerdos, buen ambiente, buenas fotos

Agradecimientos, Pues en realidad a todos. A Paco por aterrizar conmigo y Bego por llevarme en la Caravana hasta Chiclana, A la organización de la ruta, que estuvo siempre al tanto de todo, A Romi por llevarnos y traernos en su furgo, y a Carlos por ser la chispa de la fiesta.

Enlazo con las fotos para que las tengáis a mano.

Ruta del Ebro (en paramotor)

Ya habíamos intentado realizar esta ruta el año anterior, pero la meteorología nos jugó una mala pasada y terminamos yéndonos a la playa. Pero como suele pasar, se nos quedó en tareas pendientes, y a la primera oportunidad, volvimos a intentarlo.

Tampoco es que esta vez la meteo fuera una cosa.... , que a mediados de febrero hay cierta inestabilidad inherente al mes, el solete calienta a base de bien los días claros y las térmicas comienzan a hacer tímidamente aparición. No obstante, este año estábamos con ganas, que la viento en cola nos supo a poco (incluso a los que volaron), y apetecía darse otro homenaje.

La ruta era ambiciosa: 120 Km entre Fontibre y San martín de Don, siguiendo al río Ebro entre embalses, meandros, cortados, acantilados, cerradas, bosques, sembrados y prados. todo un lujo por uno de los parajes más sugerentes de nuestra geografía.

El convoy esta vez estaba compuesto por una furgoneta grande (la de Romi) y una pequeña: la mía. Como conductores iría Sara conduciendo mi furgo y uno de los pilotos que debería conducir la de Romina.  Ya el año anterior habíamos localizado un par de posibles despegues cerca de Fontibre, así que no necesitábamos irnos pronto. Con llegar para la hora de la cena era suficiente. Quedamos en casa de Paco después de comer para organizar los trastos en las dos furgonetas, que dada la cantidad de voladores, costó lo suyo. Iríamos Romi, Paco, Carlos y Richi a pie y Víctor y yo en carrito. Resumiendo: 7 personas, 5 paramotores + 5 palas + engendrus + dos carritos + 6 velas, + ropa y efectos personales.

Llegamos como estaba previsto a última hora de la tarde a Reinosa, donde nos quedaríamos esa noche, Soltamos nuestros efectos personales en el hotel (que también teníamos localizado) y nos fuimos al pueblo. Aparcamos las furgos y nos pusimos a buscar dónde cenar, y en ese camino fué donde se despejó la incógnita de quién conduciría la furgo grande al día siguiente.

Es difícil describir ese momento; haber tenido una foto o una grabación del sonido hubiera ayudado mucho. Pero nos quedamos todos tan petrificados que no dio tiempo de nada. La figura que describiría más el momento sería un "palmface". El caso es que Víctor de pronto soltó un sonoro y absolutamente genuino ¡¡noooooooo!! que es imposible describir con palabras: ....Se había dejado la pala de su motor en venturada.... (lo cual ya habréis adivinado si hubiérais echado cuentas cuando cargamos la furgoneta)

Como os podéis imaginar el pitorreo del resto fué descomunal, de acuerdo al tamaño del olvido. Pero en fin, tampoco vamos a ahondar más en la herida, y de paso habíamos solucionado uno de los problemas, que era decidir quién conduciría la furgoneta grande.

La cena, dormir, desayuno los paso rápido, que tampoco tienen mucho que contar. El caso es que con las primeras luces del día estábamos de nuevo en las furgonetas, camino del punto de despegue en Fontibre. Allí habíamos localizado el año anterior una colina con todas las orientaciones que nos permitiría despegar cualquiera que fuera la dirección del viento.
La manaña se había levantando bastante fría, con escarcha pero con poco viento. Apenas soplaba muy levemente de Norte, lo cual no ayudaría para los despegues a pié por lo leve, ni para el despegue en carrito por ser viento en cola.

Paco y Carlos despegaron los primeros, yo después (dando botes con el carro colina abajo, añadiría) y Richi al  poco. Romina desistió agotada después de varios intentos abortados, así que los que ya estábamos en el aire comenzamos a tirar.

Al contrario que a nivel del suelo, arriba soplaba de sur suavemente. Al este, en la dirección del primer tramo nuestra ruta, el embalse del Ebro se veía con niebla. Sin embargo, un poco más al sur, por donde desagua el río se veía despejado. Decidimos recortar por la hipotenusa hasta encontrar de nuevo al río por Bárcena de Ebro. Seguimos valle abajo y giramos de nuevo al este por Cubillo de Ebro. A partir de ahí nos volvimos a encontrar con la niebla, que al principio cubría tímidamente el fondo del valle, pero que a medida que avanzábamos se iba espesando hasta cubrirlo completamente.
No nos quedó más remedio que avanzar por las orillas.

La niebla se levantó de nuevo cuando íbamos por Valdelateja, nos habíamos perdido muchos de los meandros del río. Seguimos por Pesquera de Ebro, Colina, pasando por unos cortados impresionantes, Tudanca, Cidad de Ebro. A esas alturas, llevábamos casi dos horas de vuelo, la vejiga llevaba un rato quejándose (y no solo la mía, por mucho que el resto no dijera nada...), y el viento del sur había ido subiendo aunque con la altitud llevábamos no se notara mucho.

Un poco más adelante, en Manzanedo yo decidí aterrizar, ya no aguantaba más. Les dije al resto que yo aterrizaba allí. Busqué  un campo de donde se pudiera volver a despegar  por si ellos se animaban a  seguir la ruta despues de repostar. Al final decidieron también aterrizar.

Yo ya tenía claro que para mí la ruta se acababa allí, entre lo que tardáramos en repostar (teníamos que esperar al equipo de tierra)  y que el viento del sur seguiría subiendo, preveía que se iba a poner muy movido para mi gusto.

Avisé al equipo de tierra de nuestra posición, todavía estaban relativamente lejos y un poco despistados de por donde venir, pero aún así tardaron relativamente poco en aparecer. Paco, Carlos y Richi habían decidido que intentarían seguir la ruta. Debatieron un poco cómo despegar y estaban preparando el equipo. En cuanto llegaron Sara, Romi y Víctor, cargaron gasolina y se fueron al aire. Yo recogí y cargué lo más rápido que pude para que no nos fueran a dejar muy atrás.

No tardaron mucho en aterrizar. como había previsto, el viento de sur, unido a lo tardío de la hora, había convertido una apacible y fría mañana en una batidora. A Carlos le recogimos cerca de Villalaín a unos 9 Km de donde habían despegado. Paco y Richi aguantaron un poco más, aunque no mucho, sólo uno o dos Km.

No queda mucho que contar, recogimos a todos y comenzamos la vuelta cruzando hasta Burgos por el páramo de Masa. Paramos a comer, bastante bien, por cierto cerca de Burgos, y desde allí del tirón hasta Venturada.

Ahí se acabó la aventura, Habíamos volado unos 70 Km de los 120 previstos entre paisajes estupendos y niebla . Esta vez no pudimos acabar la ruta, pero nos quedamos con muy buen sabor de boca, y ganas de completarla. Estoy seguro que lo volveremos a intentar.


Mientras tanto, las fotos completas pueden verse aquí

martes, 16 de mayo de 2017

Homenaje a la memoria


De 2014 a 2017 van tres año. Mucho tiempo. Demasiado tiempo sin actualizar el blog.

¿Merece la pena buscar culpables?

  • Mucho trabajo, bueno, en realidad siempre ha habido mucho trabajo pero estos años han sido de  demasiado trabajo. 
  • Las nuevas plataformas de mensajería, que te enfocan en lo inmediato: el aquí y el ahora, el aquí te pillo y aquí te mato, el consume y tira. 
Sin embargo pienso que es hora de centrarse. De dejar de trabajar demasiado y dedicarse un poco de tiempo, y sobre todo de permitirse un rato de retrospectiva y de introspección. Al fin y al cabo eso nos ayuda a ser personas. 

Por el camino se han quedado muchas vivencias de las que no he dado cuenta más que en círculos muy pequeños. Hubiera valido la pena hacer una crónica de cada una de ellas, pero ya los recuerdos se difuminaron, sólo quedaron las fotos para dar testimonio:

domingo, 2 de marzo de 2014

Viento en cola 2014

Por fin ha llegado el día. Atrás quedan semanas de incertidumbre meteorológica y días de preparación. Tengo el motor recién salido de una revisión que esta vez ha incluido limpieza general, cambio de membranas del carburador, cambio de juntas y cambio de la fibra del tubo de escape. Sólo lo he arrancado en casa, para ver que no he montado nada al revés, pero ya tengo claro que habrá que volver a carburarlo... con el calvario que es eso....

A las 7:10 llegamos Miguel y yo al campo de Venturada. Todavía es de noche, apenas comienza a clarear mínimamente por el Este. Miguel va a formar parte del equipo de tierra, y yo pretendo ir volando, con mis lógicas dudas de el motor funcione y que me salga bien el primer despegue .... sin viento y cargado de combustible hasta las cejas.

Patricio ya está en el campo, y al poco llega Víctor. El resto van llegando con más o menos puntualidad. Para la hora del briefing, todos mas o menos tenemos los motores montados y "calientes", que ya se encarga la temperatura ambiente de ir enfriando. Víctor se ha currado una parrilla de salida, pero el viento en su tozudez, sopla muy tímidamente de Norte, totalmente perpendicular al campo, con lo que la parrilla queda descartada por un "marica el último".

Me preparo, y arranco el motor. No lo veo fino. El ralentí no está todo lo estable que debe, y se nota muy gordo en altas. Además, tampoco sube demasiado de revoluciones. Pero no me atrevo a tocar nada de carburación en este momento, hasta no verlo más tiempo en funcionamiento.
El despegue no me sale mal, la verdad es que la nucleon se porta, infla del tirón y una vez que le coges la técnica no te da sustos.

Ya en el aire veo que el motor va peor de lo que esperaba. Hace amagos de pararse cuando voy a régimen medio, justo como hay que ir todo el camino. Así que como no me fío comienzo a coger altura mientras espero que el resto despegue.

Mientras tanto, Patricio ha salido y va abriendo camino porque su vela es más lenta. En tierra, Ernesto ha roto algún cordino en el despegue y decide que no vuela y que se une al equipo de tierra como conductor. El resto termina saliendo mas pronto que tarde, y pronto dan el pistoletazo de salida.

En el aire se está estupendamente. Hace frío, pero no se mueve nada.

A los cinco minutos de salir, mientras estoy tratando de bajar un poco para unirme al resto del pelotón, se me para el motor. No hago ningún amago de probar a arrancarlo, En el punto donde me encuentro hay sitio para aterrizar, y prefiero eso a arrancarlo y que se me pare en otro sitio más comprometido. No he llegado muy lejos en este primer tramo: Redueña.

Miguel llega a recogerme en seguida y nos vamos siguiendo al resto. Al poco nos llama Carlos para que nos pasemos a buscar a Patricio que también ha tenido una parada. Lo encontramos en Mohernando, cargamos sus trastos en la furgo y nos vamos camino de Sacedón, que era el destino del resto del grupo.

Por el camino me planteo seriamente si renunciar, pero Patricio me anima a ir a juntarnos con el resto y a tratar de arreglar los motores. Tampoco parece que sea demasiado grave, ambos estamos teniendo problemas con la carburación y tenemos esperanzas de poder solucionarlos. El resto del grupo no ha tenido más incidentes y mientras nosotros llegamos a Sacedón han repostado y casi están listos para despegar de nuevo.

En cuanto llegamos, parte del grupose acerca a echar una mano y pronto damos con las respectivas averías: A patricio le entra aire por la pera de combustible, y deciden quitársela. El cebado lo harán a soplidos por el tubo de respiración (soluciones de baja tecnología para salir del paso).
En mi caso, mi exceso de celo durante la revisión me hizo poner una membrana de más en el carburador (el kit traía dos, pero sólo había que poner una de ellas).  Nada más arrancar veo que el motor suena mejor que en el primer vuelo, todavía no está bien carburado, pero unos toquecitos de destornillador partiendo de las posiciones originales de reglaje hacen que suene más redondo.

En seguida nos preparamos y volvemos a salir. Ya en el aire, veo que el motor sigue sin ir fino, pero mucho mejor que por la mañana. Sin embargo a esta hora la cosa se ha puesto seria, y arriba está turbulento, desagradable, y además el viento nos sopla de costado si queremos seguir la ruta prevista.

Y aquí tras unos momentos de indecisión el grupo se divide, entre los que no lo vemos claro para seguir la ruta y los que si, pero al final el resultado es el mismo: todos aterrizados más pronto que tarde, unos en Sacedón, otros en Olmeda de la cuesta.

Parece el momento oportuno para hacer una pausa y esperar a que esté más calmado para volver a salir. El equipo de tierra recoge a los que nos hemos quedado en Sacedón y nos vamos para juntarnos con el resto.

Nos tomamos un almuerzo, y como las condiciones siguen estando duras nos vamos al bar del pueblo a tomarnos un café, que termina siendo una ampliación del almuerzo con café incluido.

Cuando volvemos de la pitanza vemos que ya no hace tanto viento, pero se ha cubierto, y ahora estamos a sotavento de unos cerros que hay al norte del pueblo. No obstante nos volvemos a preparar. La idea es salir de la zona de sotavento lo más pronto posible y seguir la ruta original que nos lleva en la dirección del viento. Patricio sale el primero, y nos anima a los demás, que las condiciones vuelven a ser suaves.
Por mi parte, vuelvo a tocar un poco más la carburación basándome en el vuelo anterior y el estado de la bujía y despego. Ahora el motor va bastante mejor, aunque todavía le cuesta subir de revoluciones.

En el aire se está bien, ni se nota el estar al sotavento de los cerros. Aún así nos vamos alejando en cuanto nos vamos juntando tres o cuatro. En este primer tramo mis compañeros son Paco y J. Albizúa, pero en lo que nos entretenemos en girar una térmica que nos encontramos por el camino, nos alcanza el resto. Ya con el grupo completo ponemos rumbo a Cuenca, esquivando los bosques que pueblan la zona, con pocos escapes para un aterrizaje de emergencia. Ahora sí vamos viento en cola, y vemos como el gps se va animando, de 50Km/h a 60 y pico al pasar Cuenca. Seguimos viento en cola y La velocidad sigue subiendo hasta 68 Km/h que llegué a ver poco antes de aterrizar en Carboneras de Guadazaón a escasos 30 o 40 Km de la comunidad Valenciana, con en el sol prácticamente puesto.

Este último tramo nos ha dejado buen sabor de boca: hemos tenido una buena velocidad, hemos visto Cuenca y hemos hecho un buen puñado de kilómetros. Ya solo queda recoger el equipo y volver a Venturada, con una parada intermedia para tomarnos un merecido bocata y cerveza. Finalmente Miguel y yo terminamos llegando a las 1 de la mañana a casa.

Esta vez, sólo tengo fotos de la última parte de la travesía.


Cuando escribo esto han pasado varios días. Sentado tranquilamente en el sofá me doy cuenta de que me siento bien, incluso animado, y estoy encarando la semana con mucho más optimismo que las semanas anteriores. Me ha dado por pensar cuál es la diferencia con cualquier otro día, y me he dado cuenta que nos tiramos demasiado tiempo encerrados en nuestras rutinas y nuestros problemas de cada día, dando vueltas y vueltas en el mismo círculo, y terminamos aturdidos, desilusionados, deprimidos. Sólo cuando damos un paso fuera del círculo somos capaces de verlo desde otra perspectiva, y eso nos ayuda a comprender la balanza de las cosas que hacemos, y nos ayuda a encontrar el equilibrio necesario entre la rutina y lo extraordinario que nos ayuda a seguir adelante.


martes, 14 de enero de 2014

Carcavas de Alpedrete de la Sierra por tierra y aire

Estuve a principios de Diciembre con Sara. Hicimos una ruta circular, que saliendo del Pontón de la Oliva va subiendo hasta casi llegar a Alpedrete de la sierra, y de allí al hacer la vuelta te encuentras de improviso con las cárcavas llegando desde la parte posterior.

El hacer la excursión en este sentido tiene una razón. La parte superior de las cárcavas es espectacular y un poco vertiginosa. El suelo se abre a tus pies y cae en vertical dejando barrancos y paredes casi verticales descubriendo el terreno rojizo sobre el que han estado viviendo las jaras no tanto tiempo atrás.  Si la haces en el otro sentido, las vas viendo desde que comienzas la subida, y se pierde la sorpresa de descubrirlas de sopetón. Además, así también te evitas hacer la subida por el punto de más pendiente, lo cual también es una ventaja.

Me quedó el gusanillo de verlas desde el aire, y en la primera ocasión que pude animé a la gente del club a visitarlas volando. Habíamos quedado en Venturada bastante gente, y como no había prevista ninguna ruta aceptaron sin problemas.

Hicimos dos grupos, uno primero de 3 pilotos, Victor, Carlos y yo, y luego nos siguieron Javier y Ernesto que despegaron unos minutos después.
Lo siento por Romina que se quedó en tierra por una inoportuna rotura en el depósito.

La ruta era sencilla. Se trataba de salir del campo rumbo noreste, siguiendo primero la N320 hasta Torrelaguna y seguir después con el mismo rumbo, pasando Patones y el Pontón hasta llegar a las cárcavas, y la vuelta por el mismo camino.

Carlos y yo nos volvimos los primeros. Víctor se quedó esperando a Carlos y Ernesto y se volvio con ellos.

Tuvimos suerte, porque el día estaba bastante estable. De hecho sólo se movió un poco sobre las cárcavas, y a la vuelta a partir de Redueña, pero también es que ya se nos había hecho bastante tarde, y yo creo que cogimos los rebufos del poco viento de norte que hizo aquél día.

Aquí encontraréis más fotos, del vuelo y de las cárcavas vistas desde arriba y a nivel del suelo.








lunes, 6 de enero de 2014

Estrenando la Nucleon

Al fin llegó la Nucleon. No hay fotos del día que la trajeron, porque los dos primeros vuelos fueron de prueba como quien dice y apenas me equipé más allá de lo necesario. Tampoco considero que la estrenara aquel día, porque fueron un par de vuelos cortos, diseñados y ejecutados para comenzar a ver las reacciones en despegue y aterrizaje.

El estreno de verdad lo hice una semana después en la Muela, con susto incluido.
Me la llevé allí con la intención de hacer unos inflados sin motor, para ver que tal, y aprovechando, darme un vuelete de palomar.

Hacía poco viento aquel día en la Muela. Los inflados que hice me dieron a entender que a esta vela le gusta la velocidad, y que necesita una progresión constante desde que das el primer tirón hasta que sales a volar.  En cuanto a los inflados, tanto con algo de viento como con poco, levanta fácil  y compacta.

Pues bién. Jose y yo nos comenzamos a preparar para darnos una vuelta con el motor. Pero el suyo sonaba raro al arrancar, y de hecho se paró al poco. Tenía pinta de ser de carburación, pero después de aquello (y de cambiar un poco los reglajes) no fuimos capaces de hacer que funcionara más allá del arranque.

Así que me preparé para irme yo solo. El primer despegue fué un desastre. levantó bien, pero me paré a ver el estabilo. Lo suficiente para que la vela me adelantara un poco, se quedara fofa y se me cayera encima. Terminó enganchándose un cordino en la pala.

La mala suerte: el cordino se partió.
La buena suerte: era el cordino de compensación del torque... del lado que no es necesario.

Decidimos (entre Carlos y yo) que se podía volar sin ese cordino, y ni cortos ni perezosos lo quitamos del medio y me dispuse a volver a intentarlo.

Esta vez aprendí la lección. levantar la vela, en cuanto está arriba soltar, frenarla, gas a tope y correr. Y esta vez sin problemas.
En realidad, ya lo pone en las instrucciones, que con esta vela los vuelos son más parecidos a un ala (aerodinámicamente) que a un parapente clásico.  Así que los frenos durante el despegue, con los trimmer calzados, hay que considerarlos como si fueran los flaps: te proporcionan sustentación a baja velocidad. Una vez en vuelo, y a partir de la zona neutra del trim, es mejor dejarlos sujetos a las bandas, y olvidarse de ellos (tiene otro mecanismo para girar)

Me dispuse a darme un paseito por la zona, igual que he hecho muchas veces con mi Epsilon. Pero esta vela es otra cosa. LLegué a Trijueque en un pispas, y tiré dirección Jadraque, pero dándome una vuelta por los valles paralelos a la NII. Como llegué más pronto de lo que me esperaba me fuí dirección  Hiendelaencina. En realidad no llegué porque había unas nubes un tanto feas por la zona y se comenzó a mover (podía haber continuado, pero no me apetecía el rocanrol), así que me volví por Cogolludo. Además ya casi llevaba una hora en el aire, y el frío comenzaba a hacer mella. Eso si, con la epsilon hubiera tardado casi el doble.

Llegué a tiempo para rescatar al resto de Paracinco que se estaban quedando congelados de esperar en la muela. Para finalizar brindamos con champán para celebrar la vela, el cordino roto, el año que se acaba, y que caray, porque nos lo trajo Carlos. Gracias Carlos.

La tarde no es que fuera una gran cosa, no obstante he podido rescatar algunas fotos.

miércoles, 1 de enero de 2014

Quedada "IN" Marugán

Convocatoria de quedada, Esta vez en Marugán. Pero se ha ido retrasando varias veces por viento fuerte, hasta que ha llegado el anticiclón del Puente de la Constitución (como suele llamarlo Carlos).

Lo que pasa que esas fechas son comprometidas, llenas de celebraciones con amigos, compañeros de trabajo etcétera. Aún así estudié con detenimiento el mapa del tiempo y decidí que el sábado sería mi día para ir. La meteo más prometedora que el viernes, y la agenda libre.

La lástima, que ese día amanecí un poco pocho y me tuve que volver a la cama (los excesos de los días anteriores). Menos mal que para media mañana ya me encontraba mejor y además, hay tan pocas oportunidades para volar en tanta compañía que hay que aprovecharlas.
Así que rondando el mediodía, sin terminar de estar bien del todo, cargué los cacharros en la furgo y cogí pista a Marugán.

Cuando llegué ya estaban todos preparados, y fueron saliendo mientras yo cargaba la gasolina y me vestía para el evento, (ya sabéis, de chaqueta y corbata ;-)

Para cuando despegué, hacía ya rato que habían salido todos. La radio no paraba de sonar, es lo que pasa cuando  se vuela con tanta gente, que todo el mundo va contando su película (de hecho, algunos parece que estuvieran narrando un partido). Estaban comentando de acercarse a Coca que les pillaba cerca, a ver su castillo. Yo por mi parte, estaba a 40 Km de ellos, y a la velocidad de mi Epsilon, eso suponía una hora prácticamente hasta alcanzarlos. Me tiré mis  buenos 10 minutos de indecisión, mientras tomaba un rumbo noreste. Por una parte, lo que me apetecía era volar con el conjunto, y por otra parte, me apetecía acercarme a Segovia, que siempre que he estado por la zona la había dejado atrás.

Al final me decidí por la primera opción. Total, Segovia seguirá ahí para los próximos vuelos, mientras que en realidad el desplazamiento lo había hecho para hacer un vuelo acompañado. Así que cogí rumbo Norte, solté los trimmer y me fuí acercando al grupo, sabiendo de antemano que me los encontraría ya de vuelta.

La tarde estaba perfecta, viento suave de norte, eso sí, pero 0 meneos, y una temperatura no demasiado fría. Había una capa de inversión bastante definida, aunque no cambiaba mucho la velocidad del viento entre ellas, y según me comentaron después, en algunos puntos había niebla bajo la capa de inversión. En definitivo, bueno para haber hecho una ruta de dos o tres horas tranquilamente (lástima no haber llegado un ratillo antes).

Ví a Román que pasó camino de Segovia en solitario, y al poco me encontré con el resto del grupo cuando acababa de pasar Nieva, todavía a unos 15 Km de Coca.

Decir que la vuelta la hice con ellos es un poco exagerado. Paco, Romina y Víctor me pasaron como si fueran en un fórmula 1 (de hecho parecía que iban echando carreras), y el resto fuimos más o menos a la par hasta que llegamos de vuelta a Marugán. 

Tras aterrizar, saludar a todo el mundo, y recoger. Paco me dió la buena noticia de que mi vela nueva estaba ya en camino, y Víctor me comentó que también la suya venía en el mismo lote. En definitiva, una buena tarde de vuelo, que hubiera estado mejor si también me hubiera podido dar otro vuelo mañanero. Pero no siempre se puede hacer todo.

Como siempre, os dejo con un extracto de las mejores fotos.